Con una extensión de 12.000 metros cuadrados, este jardín renacentista fue encargado por Diana de Poitiers, amante del rey Enrique II. Su diseño presenta dos caminos perpendiculares y dos diagonales que forman ocho grandes triángulos de césped, adornados con volutas curvas de arbustos de santolina. Una fuente central, restaurada a su estado original, sirve de punto focal del jardín. Las terrazas elevadas protegen el jardín de las crecidas del río Cher, ofreciendo vistas de tejos, bojes y arbustos laurustinus meticulosamente cuidados. En verano, florecen más de cien plantas de hibisco, que añaden un color vibrante al estructurado trazado.